Conoce más sobre el Trastorno de Pánico

Con la pandemia que estamos viviendo y el Estado de Emergencia en el país, el miedo y las preocupaciones han ido en aumento, dando paso a momentos de ansiedad o incluso crisis de pánico.

Lamentablemente, aún existe muy poca conciencia o importancia sobre el tema. Algunas personas creen que la pueden controlar ellas mismas, que todo radica en su pensamiento o que sólo basta con relajarse. Sin embargo, el Trastorno de Pánico es una enfermedad real que requiere tratamiento. Por eso queremos contarte un poco más de ella.

¿Qué es el Trastorno de Pánico?

Es un tipo de ansiedad que se caracteriza por la presencia del miedo o malestar intenso. Para considerarlo como un trastorno, es necesario episodios frecuentes e inesperados. Viene acompañado de síntomas como:
- Palpitaciones o taquicardia.
- Sudoración excesiva.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de atragantamiento.
- Opresión o malestar en el pecho.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareos o sensación de desmayo.
- Hormigueos o entumecimiento.
- Escalofríos o sofocaciones.
- Miedo a descontrolarse.
- Miedo a morir.
- Irrealidad.

Luego de un ataque de pánico, la persona queda agotada mental y físicamente, además tiene temor de volver a sentirse mal. Con ello, hay cambios en la conducta habitual de quien lo padece: se vuelve súper vigilante, tiene problemas para conciliar el sueño, no se siente seguro y/o comienza a evitar situaciones o lugares donde tuvo los episodios.

Esta enfermedad usualmente inicia entre los 18 a 24 años o cuando la persona se encuentra bajo una cantidad enorme de estrés. Hay que tener en cuenta que cualquiera puede padecer de este trastorno, teniendo las mujeres mayor incidencia que los hombres y pudiendo durar meses o varios años.

¿Cuáles son los factores desencadenantes?

No hay causas conocidas para este trastorno; pero sí factores divididos en 3 categorías:
- Biológicos: alteraciones en el sistema neurológico y cierta predisposición genética.
- Ambientales: estresores ambientales (ruido, iluminación, temperatura, higiene, poca disponibilidad del espacio físico), mayor hipersensibilidad y respuesta aprendida.
- Psicosociales: situaciones de estrés, ambiente familiar, experiencias amenazadoras de vida y preocupaciones excesivas.

La interacción de múltiples factores genera la aparición de los trastornos de pánico.

Respiración y relajación

Los ejercicios de relajación son muy utilizados en situaciones de ansiedad; pero debemos tener en cuenta que hay personas que pueden sentirse peor al tratar de relajarse. Lo ideal con este entrenamiento respiratorio es que puedan balancear los niveles de oxígeno. En estos casos, las personas pueden poner en práctica las siguientes ideas:
- Contener la respiración, no más de 10 a 15 segundos. Varias veces y de forma sucesiva.
- Respiración 4x4: inspirar contando hasta 4, sostener hasta 4, exhalar hasta 4 y sostener hasta 4.
- Respiración diafragmática: es una forma de relajación natural y controla la actividad fisiológica.

Finalmente, la salud mental es un factor clave a cuidar porque contribuye significativamente a la calidad de vida de la persona y su participación social. Por ello, requiere atención especial por parte de las instituciones de salud, así como el apoyo de la familia. Cuidemos nuestra salud y la de los demás, estemos atentos a comportamientos o situaciones que puedan generar alerta.